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Noticias 2018-05-14 19:29

Regresó el telón monumental Los danzantes, de Carlos Mérida, a su antigua casa en la Torre Manacar



Regresó el telón monumental Los danzantes, de Carlos Mérida, a su antigua casa en la Torre Manacar



· La obra, ya restaurada por el INBA, a través del Cencropam, fue trasladada de la colonia Guerrero a Insurgentes y Río Mixcoac



· Realizada en 1964 por el pintor guatemalteco Carlos Mérida, la pieza —compuesta por 12 paneles— requirió seis meses para su restauración



El mural Los danzantes, realizado en 1964 por el pintor guatemalteco Carlos Mérida, volvió a su antigua casa en el edificio Manacar de la Ciudad de México, luego de ser restaurado y trasladado por expertos del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).



Dicho mural mide en total 293.5 metros cuadrados y consta de 12 paneles de formato vertical: dos externos de 1160 x 213 centímetros y 10 internos de 1146 x 213, los cuales fueron realizados por el artista radicado en México, en acrílico sobre loneta de algodón, montada sobre bastidores tubulares de hierro.





La restauración



A partir de un dictamen detallado y de diversos estudios para la caracterización de materiales, un equipo de restauradores y biólogos del Cencropam hizo una propuesta de intervención de la obra mural, la cual incluyó tratamientos de desinfección, limpieza superficial y media del anverso y reverso, así como del soporte auxiliar.



También se llevó a cabo la corrección de deformaciones del soporte; reparación de rasgaduras y roturas, montaje del bastidor, resane en las zonas de pérdida de tejido y, finalmente, la reintegración cromática; todo ello con base en los criterios de intervención y compatibilidad de materiales, así como en el respeto a la obra.



Los trabajos de restauración requirieron seis meses y en ellos participaron 11 especialistas del Cencropam.



El traslado, obra de ingeniería



La madrugada del lunes 23 de abril, el mural Los danzantes fue trasladado de las bodegas del Cencropam, ubicadas en la colonia Guerrero, hasta la nueva Torre Manacar (Río Mixcoac e Insurgentes Sur), una de las últimas obras realizadas por el arquitecto mexicano Teodoro González de León.



Para su traslado fue necesario el esfuerzo de cerca de 70 personas, entre choferes, operadores, custodios y restauradores, entre otros, quienes cuidaron paso a paso el recorrido de cerca de 14 kilómetros, desde la calle San Fernando, posteriormente avanzó por la calzada México-Tacuba, Circuito Interior, Río Mixcoac y, finalmente, Insurgentes Sur.



Para el traslado de los seis contenedores se utilizó un tractocamión equipado y otro para el transporte de dos grúas que participaron en las maniobras de carga y descarga.



De manera previa se realizó un cuidadoso trabajo de embalaje a cargo del Taller de Carpintería del Cencropam, instancia que fabricó seis huacales o contenedores de madera: uno de 11.81 x 2.16 x .24 metros y cinco de 11.67 x 2.16 x .226 para resguardar dos paneles en cada uno.



El director del Cencropam, Ernesto Martínez, explicó que en los contenedores se colocó espuma de polietileno como amortiguador interno y se preparó cada panel con plástico para proteger la obra durante el traslado.



Además, aplicó espuma de polietileno entre cada panel, lo que permitió dar aire y evitar el contacto directo con la capa pictórica de cada elemento.



Los contenedores fueron asegurados en el camión por medio de amarres a fin de evitar caídas o accidentes a causa de movimientos externos, para lo cual se revisó el estado del embalaje y de la obra misma durante todo el trayecto.



Para la operación se contó con la colaboración de trabajadores del Cencropam y de otras dependencias del INBA, así como de la empresa Córdova Plaza, especializada en el transporte de obras de arte.



Asimismo, participaron elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México y de la Dirección de Tutela del Patrimonio Cultural de la Policía Federal, División Gendarmería, quienes acompañaron de principio a fin el traslado de la obra.



Tras cinco horas de trabajo, durante la madrugada del lunes 23 de abril, el mural Los danzantes llegó a su nueva ubicación: la Torre Manacar, donde completó su proceso de aclimatación el jueves 3 de mayo, cuando empezó a desembalarse.



Ese día, el equipo del Taller de Embalaje del Cencropam retiró de manera cuidadosa las tapas de los contenedores, para luego sacar los paneles envueltos en plástico y colocarlos sobre caballetes metálicos de grandes dimensiones, cada uno de los cuales sostenía cuatro paneles.



Dichos movimientos fueron realizados de manera manual por más de diez personas capacitadas y equipadas. Para el izado de los paneles fue necesaria la utilización de un polipasto, que elevó cada uno de los 12 lienzos para depositarlos en una estructura metálica previamente instalada.



En la parte superior de cada panel se colocaron dos tornillos roscados sin cabeza, también conocidos como espárragos, mientras que en la parte inferior pernos originales del sistema del cine Manacar que permitían al mural abrirse y cerrarse como un telón (seis paneles se movían a la izquierda y seis a la derecha). A dichos pernos les fue soldada una placa de metal para poder subir los lienzos por medio de cuerdas.



Tanto los espárragos como los pernos serán fundamentales para el posterior proceso de fijado, en el que se realizarán los ajustes necesarios para los soportes.



Por medio de dataloggers, durante este tiempo se ha monitoreado la humedad y temperatura del vestíbulo del edificio, el cual debe mantenerse entre los 18 y 22 grados centígrados para conservar la obra de mejor manera, a pesar de ubicarse en un espacio de tránsito.





Una nueva casa para Los danzantes



Entre julio de 2017 y abril de 2018, especialistas del Cencropam realizaron visitas periódicas a la Torre Manacar para comprobar el estado del acondicionamiento del vestíbulo y verificar las condiciones óptimas en que se alojará la monumental obra.



El espacio cuenta con una entrada de luz natural, protegida con filtros UV integrados en los vidrios de la fachada, además de un sistema de persianas eléctricas para mitigar la incidencia directa del sol. Asimismo, el espacio cuenta con un sistema de climatización que mantendrá en rangos adecuados la humedad y la temperatura.



Una vez instalada la obra en su sitio definitivo, el Cencropam realizará visitas periódicas para monitorear su estado de conservación y atenderá su mantenimiento preventivo.



Ernesto Martínez consideró este rescate de Los danzantes, su restauración y exhibición, como la “puesta en valor de una de las obras más importantes dentro de la producción de Carlos Mérida, toda vez que la obra regresa al lugar para el que fue realizada originalmente”.



Dijo que ahora la creación artística es propiedad del INBA y cumplirá una nueva función como obra mural, por lo que podrá ser admirada por las nuevas generaciones que visiten este espacio. Recordó que este fue uno de los deseos del arquitecto Teodoro González de León, quien realizó gestiones para que la obra volviera a un espacio donde pudiera ser disfrutada por un público más amplio.



La danza de un mural y su historia



El antiguo edificio ubicado en la esquina de Insurgentes y avenida Río Mixcoac, conocido como Conjunto Urbano Manacar, se proyectó hace 50 años para albergar una plaza comercial, oficinas, una sala cinematográfica y un estacionamiento subterráneo, que en poco tiempo lo convirtieron en un referente urbano.



Carlos Mérida realizó un gran telón de 293.5 metros cuadrados, a petición del arquitecto Enrique Carral, con el fin de decorar la sala de cine, el cual fue terminado en 1964.



Desde 1965, año en que se inauguró el conjunto comercial, Los danzantes permaneció instalado en la bocaescena de la pantalla de la sala principal. Cada panel contaba con un sistema de pernos que permitía su traslape por medio de rieles eléctricos, para la apertura y cierre del telón.



A finales de los años noventa, el espacio principal del cine fue fragmentado en nueve salas para la cadena Cinemex. El telón fue desmontado y almacenado en el mismo sitio hasta el año 2000. Al recibir en donación el telón monumental en ese año, el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) propuso que la obra se instalara en el Auditorio Nacional, razón por la cual fue trasladada por el propio Cencropam a dicho recinto, en donde se resguardó durante dos años.



Sin embargo, en 2002, al no encontrar un espacio adecuado para su colocación, se resguardó en las bodegas generales del INBA, donde permaneció hasta 2007. Luego de un dictamen se estableció que, debido a sus condiciones, era necesaria su intervención para preservarlo, por lo que se solicitó su traslado a la bodega externa del Cencropam, ubicada en la colonia Guerrero.



En 2012, la empresa Pulso Inmobiliario, a instancias de Teodoro González de León, manifestó al Cencropam su interés de contar con la pieza artística como parte del proyecto de dicho arquitecto en el nuevo inmueble.



Un año después se realizó otro dictamen para la propuesta de intervención, pero fue hasta 2015 cuando la misma empresa constructora aceptó financiar la restauración, la cual se concluyó en noviembre de 2016.



En 2017, la pieza quedó registrada con el número 65020 en el Sistema General del Registro de Obra Patrimonio Artístico Mueble, como parte del acervo del INBA.



En julio de ese mismo año, se firmó el contrato de comodato celebrado entre Banca Mifel y el INBA, donde se establecen las bases y condiciones del préstamo temporal de la obra Los danzantes para exhibirla en la Torre Manacar.

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