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Museos 2018-09-29 18:40

El rescate del mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, un gran desafío: Tomás Zurián



El rescate del mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, un gran desafío: Tomás Zurián

· Especialistas compartieron su visión sobre el proceso en un conversatorio desarrollado en el Museo Mural Diego Rivera



· Se proyectó el documental Cuando la tierra tembló de Mercedes Sierra



· El proyecto requirió de una pluma de 200 toneladas, algunos cinchos y seis tortugas metálicas, compartió el restaurador


Después de proyectar el documental realizado por la doctora Mercedes Sierra, titulado Cuando la tierra tembló—que narra el proceso de rescate, traslado y conservación del mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central (1947)—, se inició en el Museo Mural Diego Rivera el conversatorio Testimonios de un mural: Hotel del Prado, sismos y traslado. Conservación y restauro después de un desastre.



El director del recinto perteneciente al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Luis Rius, recalcó la relevancia de proyectos de esta índole y comentó que a partir de este tipo de análisis minuciosos se han descubierto diversas hipótesis que invitan a realizarnos distintas preguntas sobre su creación.



En el evento, Mercedes Sierra señaló que la realización del documental proyectado surgió "por la inquietud de que aún había algo más que decir acerca de la pieza hecha por Diego Rivera, por lo tanto, se elaboró un análisis de la obra de arte y nos dimos cuenta de que el mural tiene mucho que decir todavía".



Debido a la amplitud de la información recabada, “se realiza un segundo documental que habla acerca de los pigmentos, fisuras y grietas que, junto con los restauradores, quienes nos proporcionaron sus bitácoras, se aportó algo más al trabajo de investigación y análisis”. Durante su participación, Mercedes Sierra anunció un tercer documental que próximamente será presentado.



El restaurador Tomás Zurián, quien fue director en 1985 del entonces Centro Nacional de Conservación de Obras Artísticas del INBA, señaló: "Nadie de los que habitábamos la Ciudad de México —con 10 millones de habitantes— estábamos preparados para este tipo de tragedia de grandes dimensiones".



Recordó que después del acontecimiento se dedicaron "a hacer un recuento de los daños que había en los murales pintados en los edificios públicos de la ciudad. En 10 días ya se habían registrado 600 murales, de los cuales, por fortuna, 501 no necesitaban absolutamente nada; pero había 99 que tenían afectaciones, iban desde superficiales hasta profundas, y se realizó todo un programa para el rescate y restauración de todos ellos".



En referencia al mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, indicó que se determinó, de acuerdo con el estudio técnico y el dictamen, sacarlo y llevarlo a otro sitio, justo al frente de donde se encontraba en la Alameda.



El proyecto de traslado requirió de una pluma de 200 toneladas para cargar el mural que pesaba, ya con todo su recubrimiento, 35 toneladas. Era la caja milagrosa, llamada así por Zurián. También se necesitaron seis tortugas y cinchos metálicos.


"Durante el traslado del Salón Versalles al vestíbulo del Hotel del Prado, se le había añadido una estructura para estabilizarlo en la parte posterior. Fue una estructura metálica, inclusive se hizo un aplanado del mismo tamaño del mural, únicamente para su estabilización”, acotó.



"El desafío que teníamos los restauradores era que el mural no tenía que darse cuenta que había sido movido", puntualizó finalmente Tomás Zurián.

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