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Noticias 2021-06-30 18:55

El Munal albergará la danza butoh Sutra del corazón, pieza performática que exalta el poder de la liberación emocional

El Munal albergará la danza butoh Sutra del corazón, pieza performática que exalta el poder de la liberación emocional

Las funciones serán el sábado 3 y domingo 4 de julio, a las 12h y 13:30 h, como parte de la programación presencial de la Secretaría de Cultura y el INBAL, a través de la Coordinación Nacional de Danza
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La sabiduría que existe alrededor de pensamientos y escritos que conservan la tradición oriental, dieron vida a una entrañable danza butoh que busca generar experiencias sensoriales en el espectador para reflexionar sobre la condición humana y la necesidad de una liberación emocional.

Tal propuesta lleva por título “Sutra del corazón”, creada e interpretada por Espartaco Martínez Cárdenas, artista que durante más de 20 años se ha dedicado a exaltar las artes orientales, en especial la danza butoh. Acompañado por el reconocido guitarrista y compositor japonés Taro Wakayama, ofrecerá cuatro funciones en el Patio de Los Leones del Museo Nacional de Arte (Munal) el sábado 3 y domingo 4 de julio, a las 12h y 13:30 h.

Acerca de su pieza performática, Martínez explica que está inspirada en el Sutra del corazón de Buda, cuya filosofía fue legada a sus discípulos, quienes a su vez la compartieron al mundo.

Cabe destacar que los sutras son discursos o escritos sobre tradiciones orientales. Los más famosos son aquellos que se asocian con el budismo y a los discípulos más allegados a Buda. En los sutras se exponen enseñanzas y preceptos relacionados a las diferentes vías de conocimiento para alcanzar la iluminación o realización espiritual de los seres humanos. En el caso del Sutra del corazón -también llamado Sutra de la esencia de la sabiduría-, se trata de un texto budista que se hizo muy popular por su profundidad, por su forma de describir la experiencia de la liberación. Es un Sutra que ha cobrado gran simbolismo en la escuela japonesa del budismo, en el budismo tibetano y en las escuelas zen chinas.

En su propuesta escénica “Sutra del corazón”, el bailarín y coreógrafo invoca a una disertación capital (con caligrafía en el cuerpo) sobre la condición humana, apoyándose con distintos recursos que van de la exposición de los preparativos (teatro del teatro) a la interpelación directa -pero sutil-, a los espectadores.

Sobre la esencia del performance, el director de la productora Muerte A Crédito (donde también colabora la bailarina y actriz Sakiko Yokoo) apunta: “se trata de una experiencia que, apelando a los sentidos, trata de trascenderlos para asomarnos a un umbral sobre lo que significaría la conciencia libre de intereses que curiosamente nos atrapan en un sufrir complaciente cuan ingrato. El Sutra es un canto mágico para aligerar el peso que nos dobla. Son alas. Las palabras del Sutra están tatuadas en el cuerpo de la mente que nos pertenece a todos”.

Martínez aclara que su pieza no intenta ser un sermón moralizante, sino una disertación que, bien entendida, pondrá al espectador contra la pared: “Tenemos dos opciones: aceptar o no la insignificancia, como una palanca a la felicidad; arriesgarse al deseo y promesa de eternidad en donde existe el solo por hoy, el ahora. El Sutra nos habla de la conciencia de la inconsciencia, nos deja ver, nos recuerda la finitud”.

El creador se siente satisfecho de su propuesta, ya que va más allá de una simple coreografía con un trasfondo humano: “Con esta obra queremos decir que la danza es más que cuerpo y movimiento. La danza es dolor porque eso es la vida. Es hablar de un cuerpo social e incluso más precisamente un cuerpo ecológico. Parte de y no una individualidad que se impone. La danza es un movimiento táctico como el ajedrez, un pensamiento que contamina la realidad. En ese sentido, quero decir que mucha gente no la ha pasado muy bien, así que hay que recuperarla, aliviarla, darle consuelo, cariño, respeto. Esa es la razón de nuestra pieza”.

Finalmente, Martínez comparte su entusiasmo de volver a funciones presenciales. Confiesa que, siendo estudioso de la cultura escénica de oriente, siente un desafío reestablecer la relación de “distancia” con el observador. Y está convencido que la experiencia será especial por ser el Munal un lugar no convencional y con una atmósfera acogedora.

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