Bárbara Jacobs, Protagonista de la Literatura Mexicana, será entrevistada por Elena Poniatowska
El martes 11 de agosto a las 19:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes
La literatura es como una ventana a mi vida, ya no sé cómo esconderme: Bárbara Jacobs
Hay quienes escriben un diario como una suerte de confesionario para que no sea leído. No obstante, para Bárbara Jacobs la intimidad existe para ser franqueada y quien escribe un diario es porque desea que este sea leído. La obra de la ensayista y narradora es en esencia una ventana a su vida y, sobre todo, un ejercicio de comunicación con el mundo desde la soledad y la introspección del borrador de la autobiografía: el diario.
El martes 11 de agosto, Bárbara Jacobs será reconocida como Protagonista de la Literatura Mexicana por su trayectoria. Su obra, que abarca la novela, el cuento y el ensayo, es considerada como un híbrido de géneros donde retrata el mundo a través de los personajes. A las 19:00 horas, Elena Poniatowska la entrevistará en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
“Escribía un diario antes de saber que había una cosa que se llamaba así. Me gustaba muchísimo, era como mejor me comunicaba. Ahora puedo hacerlo, también por escrito, pero de manera más conectiva con la gente. Tengo una columna quincenal en La Jornada desde hace 22 años y no la he interrumpido. Me doy cuenta de que así me estoy comunicando y me encuentro mejor capacitada para expresarme. La literatura es como una ventana a mi vida, ya no sé cómo esconderme”, comparte Bárbara Jacobs en entrevista para la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Nacida en el seno de una familia libanesa, Bárbara Jacobs (Ciudad de México, 1947) se considera introvertida y solitaria. Afirma que toda su vida ha preferido estar sentadita, escondidita, escribiendo. “En vez de estar buscando afuera, uno busca adentro. Mis juegos más bien eran solitarios. Siempre he sido muy introvertida”, recuerda con una sonrisa.
Bárbara Jacobs ha comentado que, para muchos autores, escribir la historia de su vida es la empresa más difícil, porque se enfrentan a su verdad y a los lineamientos estéticos de la literatura. De tal forma, la ganadora del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 1987 por su primera novela, Las hojas muertas, ha reconocido que admira a los grandes artistas que se arriesgan con la prueba autobiográfica.
Desde sus primeras publicaciones en periódicos y revistas, Bárbara Jacobs ha extendido una invitación para recorrer las galerías por las instantáneas de su vida y los recuadros de su genealogía y herencia libanesa, como puede apreciarse en Las hojas muertas, Las siete fugas de Saab, alias el Rizos (1992), Juego limpio (1997) o en la novela Vida con mi amigo (1994), en la cual narra la historia de una pareja de enamorados, ambos escritores, que viaja por el mundo en búsqueda de su interior.
Protagonista de su propia historia
Bárbara Jacobs creció en una fortaleza que su abuelo construyó en Chimalistac. A pesar de estar rodeada de sus primos, tíos, hermanos, padres y abuelos, siempre prefirió la soledad. “Fuimos 17 y yo me llevaba bien con todos ellos. Es medio caótico, yo creo que por eso me encerraba”, comenta con un brillo en los ojos.
El acercamiento de Bárbara Jacobs a la literatura fueron las lecturas de revistas femeninas en las que conoció a los poetas Jorge Luis Borges y Leopoldo Lugones, además de que leía los panfletos católicos Vidas ejemplares, que incluían la biografía de los papas y los santos. “Fuera de oír el Evangelio, porque sí es bonito, se te crea una mitología increíble. Te entra por ahí la literatura también”, dice.
“Admiro muchísimo a muchos escritores. Por ejemplo, uno de mis novelistas favoritos es Vladimir Nabokov, quien no escribió en su idioma. Hay muchos autores que tuvieron que escribir en un idioma ajeno por circunstancias muy particulares. Puedes conocer a la gente, que finalmente es tu materia prima, de todos lados”, señala sobre sus lecturas preferidas en la actualidad.
De su infancia, Bárbara Jacobs recuerda a sus abuelas conversar en árabe y francés, y a sus padres en inglés y castellano. Sin embargo, asegura que no aprendió árabe. Por otro lado, practicó el inglés y el francés durante su formación en colegios ingleses y franceses, en México y en Canadá, donde cursó la high school.
Literatura de personajes
Bárbara Jacobs ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pero cuando vio el primer cadáver se horrorizó y se dio cuenta de que le interesaba más la historia personal del dueño del cuerpo al que debía hacerle la autopsia, que su anatomía. No obstante, decidió cambiarse a psicología y no a letras porque deseaba que su contacto con la literatura fuera caótico. “Yo no quería que nadie me dijera qué leer; quería que un libro me llevara a otro.
“En mis personajes aplico la psicología. En todos mis personajes, en mi literatura, estoy mucho más interesada en los problemas individuales de cualquier tipo de persona que en los grupales. Eso se me ha echado en contra, pues aparentemente no me interesan los problemas sociales. Sí me interesan, pero desde el punto de vista de los individuos. Tiendo a pensarle mucho a la persona: ¿y por qué le pasó esto? Y reflexiono”, explica la autora del ensayo Atormentados (2002) y del libro de cuentos Vidas en vilo (2008).
Bárbara Jacobs concluyó la licenciatura en psicología pero decidió dedicarse a la literatura. Ya había publicado algunos textos en periódicos y revistas, cuando decidió inscribirse en un taller de escritura que impartía Augusto Monterroso en la UNAM. “Me di cuenta que como escritora yo puedo inventar lo que está pensando una persona. Lo puedo escribir y me puedo equivocar, pero un psicoanalista no se puede equivocar, y yo prefiero equivocarme toda la vida”, asegura.
La autora sostiene que siempre se ha considerado muy insegura y frágil, lo que la ha llevado a innovar en su escritura: “A pesar de haber ganado el Premio Xavier Villaurrutia, la inseguridad a mí no me abandona para nada. Quizá por eso siempre estoy buscando una nueva forma. No me ando repitiendo. Digamos que me salen los libros. Si digo ‘voy a escribir la segunda novela’, pero si yo siento que voy a hacer lo mismo, pues no, no me lo permito. Soy muy exigente”, reconoce.
“Con Elena Poniatowska me unen mil años de amistad de toda la vida. La conocí por ahí de los setenta a través de Tito (Augusto Monterroso), porque ellos eran muy amigos. No sé si fue la primera vez que la vi, pero sí la primera vez que nos identificamos y nos hicimos amigas, y la quiero mucho. Me da enorme gusto que ella esté puestísima para el martes 11 y eso me tiene muy nerviosa, pero muy contenta”, concluye Bárbara Jacobs.
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