Fue homenajeado el bailarín y coreógrafo Carlos López por su trayectoria en la Compañía Nacional de Danza





Te damos nuestra gratitud por compartir tu enorme conocimiento dancístico: Sergio Ramírez Cárdenas



La Compañía ofreció cuatro coreografías de Carlos López en la Sala Principal del recinto de mármol





“Celebramos a uno de los artistas más completos del ámbito dancístico nacional y uno de los miembros más distinguidos de la Compañía Nacional de Danza”, refirió Sergio Ramírez Cárdenas, subdirector general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), durante el homenaje que se le rindió al coreógrafo y réggiseur de la Compañía, Carlos López, la noche del sábado 5 de septiembre en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.



Acompañado por Laura Morelos y el homenajeado, Ramírez Cárdenas expresó que la trayectoria de Carlos López “ocupa un lugar preponderante en nuestra historia cultural: fue el primer bailarín egresado de la Royal Academy of Dancing de Londres y, junto a Tulio de la Rosa y Nellie Happee, fundó el Ballet de Cámara, antecedente de la actual Compañía Nacional de Danza.



“Hoy el INBA rinde homenaje a un hombre creativo, versátil, propositivo y atento a las nuevas tendencias; que destaca por su intensa labor como miembro de esta Compañía, a la cual ha dedicado cuatro décadas como bailarín, coreógrafo, régisseur y director, siempre caracterizado por su entrega, dedicación y profesionalismo.





“Para el INBA es un compromiso celebrar la vida y la obra de aquellos que han forjado el prestigio de sus mundos artísticos. Carlos, te damos nuestra gratitud por compartir tu enorme conocimiento dancístico; por ser siempre compañero y amigo generoso, siempre enamorado de la danza; por tu ejemplo y el valioso legado artístico que has dejado a las nuevas generaciones; porque los creadores como tú son la vida misma de la Compañía Nacional de Danza y quienes han hecho de ella una agrupación entrañable para todos los mexicanos”, concluyó Sergio Ramírez.



Con gran humor y una enorme sonrisa, Carlos López recordó que fue precisamente en el Palacio de Bellas Artes donde se enamoró de la danza: “Me acuerdo que desde el segundo piso de este teatro, cuando tenía seis o siete años, vi El lago de los cisnes con el Ballet Ruso de Montecarlo. Quedé totalmente impactado y decidí, a pesar de que era muy pequeñito, que el resto de mi vida sería bailarín. Me costó trabajo, pero lo logré a pesar de tener unos pies feos.



“Bailé con diferentes compañías de danza: el Ballet Nacional de Cuba, el Taller Coreográfico de la UNAM y la Compañía Nacional de Danza, con la cual tuve la oportunidad de bailar toda la temporada, por tres años consecutivos, el rol principal de El lago de los cisnes en Chapultepec, cuando ya era bastante viejo, de los 40 a los 43 años.



“Quiero decirles que me realicé en la vida; siempre hice lo que quise. Fui sumamente feliz. Hice 16 ballets para la Compañía. Aparte de festivales y otro tipo de programaciones, conocí medio mundo. Nunca paré de bailar aunque tuviera los pies mal o estuviera lastimado, y mi vida ha sido extremadamente divertida. Ahora ya no bailo, pero estoy cerca de la danza. Mi mundo siempre ha estado lleno de danza”.



El programa de homenaje incluyó cuatro de las coreografías que López creó para la Compañía, intercaladas con comentarios de sus alumnos y compañeros, ahora destacas figuras del mundo dancístico. Se bailó Fanfarria, así como La silla, con la cual la agrupación ha concursado en el extranjero al ritmo del jazz.



Con un estilo neoclásico, se presentó Fragmentarios, coreografía inspirada por la música de Joaquín López Chas. El homenaje cerró con Vivaldi para trece bailarines, una pieza de corte clásico que recorre fragmentos de la obra del compositor italiano. Al grito de “¡Carlos, Carlos!” y una continua ovación, el artista se despidió de sus alumnos, compañeros y público, pero deja su presencia impregnada en la Compañía Nacional de Danza.