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Museos 2015-10-08 16:44

Pueblos originarios de Quebec arriban al Museo del Templo Mayor

PUEBLOS ORIGINARIOS DE QUEBEC ARRIBAN AL MUSEO DEL TEMPLO MAYOR


A partir del 13 de octubre se abrirá al público la exposición Iroqués, visión arqueológica de una antigua cultura de Quebec
Llega a México en reciprocidad por la muestra Los aztecas, el pueblo del sol, que se presenta en Montreal

El Museo del Templo Mayor exhibirá, a partir del 13 de octubre, la exposición Iroqués, visión arqueológica de una antigua cultura de Quebec, en la que por primera ocasión se reúne un centenar de vestigios arqueológicos hallados en Quebec, Ontario (Canadá), y en el estado de Nueva York (Estados Unidos), que darán cuenta de la vida cotidiana de este pueblo que —hacia el año 800 d.C. aproximadamente— adoptó el maíz como alimento básico para su subsistencia, cambiando así la fisonomía de la América septentrional.
La muestra, organizada por el Museo de Arqueología e Historia de Montreal Pointe-à-Calliѐre y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), llega a México en reciprocidad por la exposición Los aztecas, el pueblo del sol —que se presenta en Montreal—, la cual ha recibido a casi 130 mil visitantes y finalizará el 25 de octubre.
En el acervo de los pueblos iroqueses que el público podrá admirar, destacan ollas de barro, pipas, herramientas de trabajo y de la vida cotidiana, como punzones, puntas de flecha, metates y arpones, además de vestigios europeos del siglo XVI y granos de maíz carbonizados, entre otros.
La comisaria de la muestra, Elisabeth Moreau, dijo en el recorrido que dirigió por la exposición que los iroqueses fueron por muchos años nómadas, acampaban en las márgenes del río San Lorenzo para abastecerse de pescado y después se dispersaban para cazar, generalmente durante los crudos inviernos norteamericanos.
Hacia 500 d.C., comenzaron a cultivar y a construir hogares que albergaban a varias familias de forma semisedentaria. Cerca de 800 d.C., el cultivo del maíz les permitió almacenar alimento suficiente para mantenerse en un mismo lugar durante el invierno.
Este grupo indígena se desarrolló a partir del año 500 y hasta el siglo XVI, cuando desapareció o se dispersó sin dejar vestigios. Incluso por muchos años se pensó que era una leyenda. Sin embargo, en los últimos años las investigaciones arqueológicas han arrojado evidencias de su existencia.
Patricia Ledesma, directora del Museo del Templo Mayor, dijo que el único dato existente hasta antes del siglo XX de este grupo nativo de América del Norte era el reporte del colonizador Jacques Cartier, quien entabló contacto con ellos entre 1534 y 1542, y del capitán Jean-François de La Rocque de Roberval. Seis décadas después una nueva expedición encabezada por Samuel Champlain arribó a la misma zona, sin encontrar rastro alguno de esta sociedad.
Durante el siglo XX, los trabajos arqueológicos canadienses permitieron hallar restos de cerámica con patrones geométricos y representaciones de mazorcas de maíz en el borde, que los expertos determinaron como característicos de esta cultura de Quebec.
Con estas evidencias se han identificado decenas de asentamientos indígenas que compartían esta tradición cultural, incluidas dos de las villas que reportaron los exploradores franceses: Hochelaga y Stadacona, lugares donde se asientan Montreal y Quebec.
Destacan dos fragmentos de cerámica del siglo XVI pertenecientes a los exploradores europeos, conviviendo en el mismo contexto con piezas del grupo indígena. Esto permitió identificar el sitio donde en algún momento se asentó el fuerte habitado por los expedicionarios.
“A través de esta muestra podremos reflexionar respecto a la vulnerabilidad de las sociedades. Un cambio puede alterar cientos de años de tradición y darle un giro completo a nuestro estilo de vida. Los iroqueses fueron un pueblo indígena contemporáneo a los mexicas, de manera que esta exposición es una gran oportunidad para aprender sobre un desarrollo histórico distinto que ocurría al mismo tiempo a cientos de kilómetros de la gran Tenochtitlan”, destacó Patricia Ledesma.
Eric R. Mercier, delegado general de Quebec en México, subrayó que la exposición constituye uno de los 250 proyectos generados a través del Grupo de Trabajo México-Quebec, e ilustra la sólida y fructífera relación que une a Quebec con México.
“A lo largo de los años, Quebec se ha destacado como un socio clave de México en el ámbito de la cultura. Hoy, con la visita al país del Primer Ministro de Quebec, Philippe Couillard, estamos ante una gran oportunidad de intensificar nuestros lazos de cooperación.
“Desde hace décadas, México es uno de los países que más visitan los quebequenses y los canadienses, desarrollando lazos de amistad con los mexicanos. Esta exposición permitirá fortalecer estos lazos y generar mucho interés de los mexicanos por descubrir la fascinante riqueza cultural de los iroqueses en América del Norte”.
Francine Lelièvre, directora general del Museo de Arqueología e Historia de Montreal, Pointe-à-Callière, señaló que están muy satisfechos por el intercambio, ya que aproximadamente 150 mil personas han visitado la exposición Los aztecas, en Montreal. “Estos pueblos tienen raíces comunes que tenemos que subrayar y celebrar”.
Un recorrido por la historia de los iroqueses
La muestra, que se albergará en el área de exposiciones temporales del Museo del Templo Mayor, dará inicio con un apartado que ubica al visitante en el contexto geográfico de donde proviene el material arqueológico, con un mapa realizado por los arqueólogos quebequenses, en el que se presentará por primera vez la localización de todos los sitios que hasta la fecha se han encontrado de este grupo étnico.
Más adelante se abordará el estilo de vida y los roles sociales de los hombres y las mujeres iroqueses del siglo XVI. A través de los materiales museográficos y apoyados en las crónicas europeas, el visitante podrá conocer los trabajos cotidianos, como la alfarería, la caza y la pesca, las habitaciones donde convivían y su pensamiento religioso.
El recorrido proseguirá con un apartado sobre el maíz, alimento fundamental para la sobrevivencia de esta antigua cultura; se exhiben granos de maíz recuperados en contextos arqueológicos, ilustraciones y ollas con motivos fitomorfos. Se muestra la técnica agrícola llamada entre los iroqueses “tres hermanas”, desarrollada por los pueblos mesoamericanos cientos de años antes, que consiste en sembrar maíz, calabaza y frijol en la misma parcela, cuya combinación es muy productiva.
Elisabeth Moreau señaló: “El cultivo del maíz se hacía a las afueras de las villas y las mujeres eran las encargadas de la agricultura y del mantenimiento familiar”. Entre las piezas que se exhibirán destaca una maqueta que da cuenta de cómo eran las villas de los iroqueses. “Al centro del asentamiento colocaban en línea recta los fogones, que podían ser de uno a 25, y enfrente vivían las familias en casas que contaban con un tapanco que utilizaban para secar la carne, el maíz y otro tipo de alimentos”.
Otra pieza que se presenta y que guarda similitud con las culturas mesoamericanas es el entierro de un perro. “Entre los iroqueses también se daba la domesticación de estos animales, que utilizaban como compañía e incluso en las fuentes del siglo XVI fueron representados por Jacquec Cartier en la vida cotidiana de este grupo indígena”.
Esta relación con los perros también figura en las pipas que utilizaban los hombres para fumar tabaco. “Los iroqueses eran animistas, pensaban que todos los animales y las fuerzas de la naturaleza tenían vida e influencia sobre los seres humanos; cuando inhalaban tabaco —de una pipa con figura de un animal—, era como si estuviera tomando su fuerza y energía vital.
La comisaria señaló que estos objetos eran hechos en cerámica por los hombres, y también se han encontrado unos en piedra; una de esas piezas se exhibirá junto con los collares de hueso que utilizaban las mujeres.
El recorrido culminará con el tema del contacto europeo y el fin de este pueblo. Al respecto, se exhibirán fragmentos de cerámica extranjera que dan testimonio de la etapa histórica en la que convivieron por última ocasión los colonizadores y los grupos indígenas del río San Lorenzo. De igual forma se expondrán las teorías científicas que se han propuesto para explicar la desaparición de esta etnia.
Iroqués, visión arqueológica de una antigua cultura de Quebec se exhibirá del 13 de octubre al 28 de febrero de 2016 en el Museo del Templo Mayor. Seminario 8, Centro Histórico. Costo: 64 pesos, los menores de 13 años, estudiantes y profesores con credencial vigente, personas de la tercera edad, pensionados y jubilados tendrán ingreso gratis. Los domingos el acceso es libre para público nacional y residentes con credencial oficial.

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