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Libros 2015-11-13 08:42

Conferencia Escribir para la familia/ Escribir sobre familia, en la FILIJ

Conferencia Escribir para la familia/ Escribir sobre familia, en la FILIJ


La literatura es un reino que pertenece a todos, asegura Timothée de Fombelle

• Afirmó que en la literatura infantil y juvenil se pueden contar las historias que los autores tienen en su corazón


En las novelas del escritor francés Timothée de Fombelle (París, Francia, 1973) es esencial la familia, así lo dijo el ganador del Ado Europeo del Salon du Livre de Jeunesse de Montreuil 2014, en su conferencia que formó parte del XVIII Seminario Internacional de Fomento a la Lectura, en el marco de la 35 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ).

El autor de Tobi Lolness, novela traducida a 28 idiomas, entre ellas el español, en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes indicó que la familia es un tema esencial para él, pues está en los dos lados del libro: en la ficción del imaginario y de la realidad, ese lado en donde se están escuchando las historias plasmadas en el texto.

Indicó que para crear historias los escritores lo hacen con todo lo que tienen: con lo que han vivido, con lo que son como personas, alegrías, pero también con tristezas, lágrimas y pruebas. “Cuando hablamos de familia, parto de mi familia, una muy particular que constituye mi reserva de historias”.

Indicó que el libro se convierte en un vínculo para toda la familia, volviéndose en algo que circula entre las generaciones, lo cual ocurre cuando una novela es buena, por lo cual agregó que la literatura es un reino que pertenece a todos.

Consideró que otra familia importante para él es la de la literatura infantil y juvenil. “Como en el caso de todas las familias, hay tensiones y grandes diferencias, pero cuando empecé a escribir historias sentí que éste sería el espacio en donde iba a encontrar las dos dimensiones más importantes: la libertad y la confianza.

“En la literatura infantil y juvenil tenemos una familia y en ella podemos contar las historias que realmente tenemos en el corazón, sin preocuparnos por la crítica literaria ni las mesas de literatura seria. Tenemos seriedad, pero podemos olvidarla en la literatura infantil, nos podemos concentrar en contar o narrar historias, y decirle al lector ven, siéntate, tengo algo que contarte. Eso es algo que no existe en otros espacios, por lo cual no tengo ganas de escribir libros para los adultos”, comentó.

Ante promotores de lectura, Timothée de Fombelle compartió que su infancia estuvo hecha de viajes, de evasión, vivir un poco en África, Marruecos, Costa de Marfil, así como paseos en el bosque. “Mi infancia fue una inmensa suerte cuando decidí ponerme a escribir historias para los adolescentes y los niños”, expresó.

Pero al mismo tiempo compartió un secreto: los novelistas de historias de aventuras necesitan deshacerse de la familia desde las primeras páginas, pues un joven de 12 o 14 años se vuelve héroe si el autor desaparece a sus padres.

“Si los padres de Cenicienta no hubieran muerto, no habría pasado nada, no se hubiera contado su historia, esto no quiere decir que yo no pueda hablar de la familia, ni que la familia no esté en el centro de la literatura para la juventud”, comentó De Fombelle.

El autor, quien también ha sido profesor de literatura y autor de piezas teatrales, hizo un recorrido por algunas de sus obras literarias (Le libre de Perle, Tobi Lolness y Vango), en las que desglosó un poco a los personajes que integran a la familia que rodea a los protagonistas.

Compartió que como autor, al escribir sus novelas llega a apegarse a sus personajes, por lo cual al terminar siente nostalgia. “En mi primera novela Tobi Lolness, un personaje muere, pero supe que revivía cuando alguien leía el libro; es una especie de inmortalidad para los personajes de papel”.

En su opinión, los personajes pueden ser familias adoptivas para ciertos lectores y confesó sorprenderse al descubrir que detrás de la lectura de uno de sus libros había distintos lectores.

Timothée de Fombelle dijo haber creído en determinado momento que realizaba el oficio más solitario del mundo, que solito escribía sus historias y las mandaba al mar en sus botellas, pero que al conversar con una señora mayor descubrió que ella, su yerno y nieto, leyeron una de sus historias, lo que fue un sueño absoluto, pues eran tres generaciones de lectores.

“Estoy pensando en el tipo de lectores que vuelve a la lectura a través de los libros de sus hijos, pienso en padres de familia con 40 y 45 años que no han leído un libro desde que salieron de la escuela, y de pronto, por saber si sus hijos tienen buenas lecturas, leen sus libros pero descubren que lo hacen porque les gustan esas historias, estos padres de pronto se ponen a leer libros y es algo que me parece extraordinario, y es esperanzador”, puntualizó.

DAF

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